Cuentan por ahí que el mundo está cambiando.
Dicen que Dios es uno solo y que pide nos unamos.
Cuentan que el mar está creciendo y que el cielo esta temblando,
que la tierra se protege porque no nos reconoce,
que la Pacha pide a gritos, que le demos una mano.
Y dicen que ya no recordamos, que hemos olvidado como nutrirnos
y sanarnos con las manos.
Que estamos llenos de lo mundano y vacios de silencio,
que callamos con ruido nuestra voz interior
y que perdimos la ruta que nos lleva al encuentro.
Que confiamos en los miedos y descreemos de la intuición,
que no diferenciamos un corazón cansado de latir, de un latido
que lucha hasta el cansancio, y que buscamos muy lejos,
lo que brilla a nuestro lado.
Dicen que perdimos la fe y que peregrinamos tras cualquier idea
que nos imponen para dominarnos.
Cuentan que muchos otros queremos otros cambios.
Que lentamente y de a poquito, empezamos a desperezarnos,
a despojarnos de la comodidad y a abrir los ojos para encontrarnos.
Que empezamos a entender que encontrarnos es mirarnos,
es sentirnos, es tocarnos.
Que entendemos que dios nos habla desde la tierra, las aguas y el cielo…
Y que vive dentro nuestro, esperando ser escuchado.
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